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domingo, 7 de septiembre de 2014

La festividad más importante para los cristianos es la Navidad

     Cualquier cristiano sabe que eso no es cierto, pero muchas personas no cristianas creen que esa es la realidad.

     Hace tiempo tuve la oportunidad de vivir en otro país precisamente en época de Cuaresma y Semana Santa, la mayoría de mis amigos eran musulmanes e hindúes, había algunos pocos budistas, y otros cristianos: ortodoxos, luteranos y católicos.

     En una de las tantas pláticas con mis amigos me hicieron el comentario “la festividad más importante para los cristianos es la Navidad”, pues es la que más se promueve con regalos, música, películas, tarjetas, emails, adornos, árbol de navidad, unión familiar, caridad, vacaciones, arrepentimiento, etc., etc.

     Les expliqué que no es así. Si bien la Navidad es muy importante para los que creemos en Cristo pues se conmemora Su nacimiento (aunque desfasada en la fecha real), la festividad más importante para los cristianos es la que rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. El Domingo de Resurrección es la fiesta más importante para todos los cristianos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido nuestra religión.

      San Pablo nos dice: “si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

     ¿Tendrán razón mis amigos de otras religiones?, probablemente sí, porque a eso es a lo que hemos empujado esas fechas, el significado que le hemos dado a la semana santa (con minúsculas) es:
  • Vacaciones
  • Viajes
  • Amigos
  • Playa
  • Sol
  • Alcohol
  • En fin, tantas cosas paganas 

     ¿Qué haremos los cristianos para darle la importancia que se merecen esas fechas?, pues aceptar que continuamente pecamos de palabra, obra y omisión; que debemos seguir el ejemplo que nuestro Señor Jesús nos dejó hace dos mil años y cumplir Su palabra, está en nosotros poner de nuestra parte para agradar todo el tiempo a nuestro Dios, y darle el verdadero significado a estas fechas.

Publicado en el periódico El Quetzalteco

3 de diciembre de 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Conversación con Dios: El Padre Nuestro

CONVERSACIÓN CON DIOS: EL PADRE NUESTRO
HOMBRE: Padre Nuestro que estás en el Cielo…
DIOS: Si, aquí estoy….
HOMBRE: Por favor... no me interrumpa, ¡estoy rezando!
DIOS: ¡Pero tú me llamaste!..
HOMBRE: ¿Llamé?, no llamé a nadie, estoy rezando.... Padre Nuestro que Estás en el Cielo...

DIOS: ¡¡¡Ah!!!, eres tú nuevamente.

HOMBRE: ¿Cómo?

DIOS: ¡Me llamaste!, tú dijiste: Padre Nuestro que Estás en el Cielo. Estoy aquí, ¿en qué te puedo ayudar?

HOMBRE: Pero no quise decir eso, estoy rezando, rezo el Padrenuestro todos los días, me siento bien rezando así. Es como cumplir con un deber, y no me siento bien hasta cumplirlo.

DIOS: ¿Pero cómo puedes decir Padre Nuestro sin pensar que todos son tus Hermanos, ¿cómo puedes decir que “Estás en el Cielos”, si no sabes que el Cielo es paz, que el Cielo es amor a todos...

HOMBRE: Es que realmente no había pensado en eso.

DIOS: Pero... prosigue tu oración.

HOMBRE: Santificado sea Tu Nombre...

DIOS: ¡Espera ahí!, ¿qué quieres decir con eso?

HOMBRE: Quiero decir... quiero decir... lo que significa. ¿Cómo lo voy a saber?, es parte de la oración escrita en la Biblia, ¡solo eso!

DIOS: Santificado significa digno de respeto, santo, sagrado.

HOMBRE: Ahora entendí. Pero nunca había pensado en el sentido de la palabra “Santificado”. 'Venga a nosotros Tu Reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo...'

DIOS: ¿Estás hablando en serio?

HOMBRE: Claro, ¿por qué no?

DIOS: ¿Y qué haces tú para que eso suceda?

HOMBRE: ¿Cómo qué hago?, ¡nada!, es que es parte de la oración, hablando de eso... sería bueno que el Señor tuviera un control de todo lo que acontece en el Cielo y en la tierra también.

DIOS: ¿Tengo control sobre ti?

HOMBRE: Bueno... ¡yo voy a la Iglesia!

DIOS: ¡No fue eso lo que pregunté!, ¿qué tal el modo en que tratas a tus hermanos, la forma en que gastas tu dinero, el mucho tiempo que das a la televisión, las propagandas por las que corres, y el poco tiempo que me dedicas a Mi?

HOMBRE: Por favor, ¡para de criticar!

DIOS: Disculpa, pensé que estabas pidiendo que se haga mi voluntad, si eso fuera a acontecer... ¿qué hacer con aquellos que rezan y aceptan mi voluntad, el frío, el calor, la lluvia, la naturaleza, la comunidad....

HOMBRE: Es cierto, tienes razón. No siempre acepto Tu voluntad, pues reclamo. Si mandas lluvia, pido sol, si mandas sol me quejo del calor, si mandas frío, continuo reclamando; pido salud, pero no cuido de ella, dejo de alimentarme o como mucho.

DIOS: Excelente que reconozcas todo eso. Vamos a trabajar juntos tú y Yo. Vamos a tener victorias y derrotas. Me está gustando mucho tu nueva actitud.

HOMBRE: Oye Señor, preciso terminar ahora, esta oración está demorando mucho más de lo acostumbrado. Continúo...'el pan nuestro de cada día dánoslo hoy'...

DIOS: ¡Para allí!, ¿me estas pidiendo pan material?, no solo de pan vive el hombre sino también de Mi Palabra. Cuando Me pidas el pan, acuérdate de aquellos que no lo tienen, ¡puedes pedirme lo que quieras, deja que me vea como un Padre amoroso!, estoy interesado en la última parte de tu oración, continúa...

HOMBRE: 'Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden....'

DIOS: ¿Y tu hermano despreciado?

HOMBRE: ¿Ves?, oye Señor, él me humilló, me criticó muchas veces y no era verdad lo que decía, ahora no consigo perdonarlo, quisiera que algo malo le sucediera, se lo merece.

DIOS: Pero... ¿y tu oración?, ¿qué quieres decir con tu oración?, tú me llamaste y estoy aquí, quiero que salgas de aquí transformado, me gusta que seas honesto. Pero no es bueno cargar con el peso de la ira dentro de ti,  ¿entiendes?

HOMBRE: Entiendo que me sentiría mejor si me vengara.

DIOS: ¡No!, te vas a sentir peor, la venganza no es buena como parece, piensa en la tristeza que me causarías, piensa en tu tristeza ahora. Yo puedo cambiar todo para ti, basta que tú lo quieras.

HOMBRE: ¿Puedes?, ¿pero cómo?

DIOS: Perdona a tu hermano, y Yo te perdonaré a ti y te aliviaré.

HOMBRE: Pero Señor... no puedo perdonarlo.

DIOS: ¡Entonces no me pidas perdón tampoco!

HOMBRE: ¡Estás acertado!, pero solo quería vengarme, quiero la paz Señor. Está bien, está bien: perdono a todos, pero ¡ayúdame Señor!, muéstrame el camino a seguir.

DIOS: Esto que pides es maravilloso, estoy muy feliz contigo. Y tú... ¿cómo te estás sintiendo?

HOMBRE: ¡Bien, muy bien!, a decir verdad, nunca me había sentido así, es muy bueno hablar con Dios.

DIOS: Ahora terminemos la oración... prosigue...

HOMBRE: 'No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal...'

DIOS: Excelente, voy a hacer justamente eso, pero no te pongas en situaciones donde puedas ser tentado.

HOMBRE: y ahora... ¿qué quieres decir con eso?

DIOS: Deja de andar en compañía de personas que te llevan a participar de cosas sucias, secretas. Abandona la maldad, el odio. Todo eso te lleva al camino errado. No uses todo eso como salida de emergencia.

HOMBRE: ¡No te entiendo!

DIOS: ¡Claro que entiendes!, has hecho conmigo eso varias veces. Vas por el camino equivocado y luego corres a pedirme socorro.

HOMBRE: Tengo mucha vergüenza, perdóname Señor.

DIOS: ¡Claro que te perdono!, siempre perdono a quien está dispuesto a perdonar también, pero cuando me vuelvas a llamar acuérdate de nuestra conversación, medita cada palabra que dices. Termina tu oración.

HOMBRE: ¿Terminar?, ah, sí, 'AMÉN!'

DIOS: ¿Y qué quiere decir 'Amén'?

HOMBRE: No lo sé, es el final de la oración.

DIOS: Debes decir AMÉN cuando aceptas todo lo que quiero, cuando concuerdas con mi voluntad, cuando sigues mis mandamientos, porque AMÉN quiere decir ASÍ SEA, estoy de acuerdo con todo lo que oré.

HOMBRE: Señor, gracias por enseñarme esta oración, y ahora gracias también por hacérmela entender.

DIOS: Yo amo a todos mis hijos, y amo más a aquellos que quieren salir del error, a aquellos que quieren ser libres del pecado, ¡te bendigo, y permanece en mi paz!

HOMBRE: ¡Gracias Señor!, ¡estoy muy feliz de saber que eres mi padre y amigo!

 

Con pequeñas adaptaciones según lo vi en alguna oportunidad en algún lugar de Internet hace algún tiempo…

Edgar Guzmán

viernes, 11 de octubre de 2013

¿Estaremos cayendo en idolatría?


¿ESTAREMOS CAYENDO EN IDOLATRÍA?

¿Quién es Dios?, Él es el Centro y Objeto de nuestra fe cristiana, Creador y Origen de todo cuanto existe, tiene atributos perfectos como Infinitud, Eternidad, Bondad, Omnisciencia y Omnipotencia.

El Cristianismo es una de las tres religiones Abrahámicas (junto al Islam y Judaísmo), tenemos a un solo Dios a quien debemos adoración y sumisión, algunos le llamamos Yavé, otros Jehová, Alá, Adonai, Elohim, y algunos otros nombres, pero es el mismo Dios, el Dios de Moisés y de Abraham.

Hay ciertas denominaciones cristianas que aceptan las imágenes, entre otras:
·         Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones)
·         Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa (ortodoxos)
·         Iglesia Católica Apostólica Romana (católicos)

Estas imágenes son de nuestro Señor Jesús, y pueden ser de la Virgen María, o de santos y santas.

Los Mormones y Ortodoxos no admiten imágenes tridimensionales (estatuas); solamente imágenes planas como pinturas y mosaicos, y son solamente de carácter ornamental, no para veneración.

En cambio los católicos les rezamos para que intercedan por nosotros con el Señor Jesús por alguna petición en especial que tengamos. Por ello acudimos a la Virgen María, Virgen del Rosario, Virgen de Guadalupe, Virgen de Fátima, etc., al Santo Hermano Pedro, Santa Encarnación Rosal, San Francisco de Asís, San Juan Bosco, o cualquier otro santo o santa de nuestra devoción, todos ellos han sobresalido por mucho de entre todos los cristianos comunes.

Debemos hacer énfasis que al único que adoramos es a Dios, y por aparte, solamente veneramos a quien está representado en las imágenes. No es como algunas personas piensan: adoramos ídolos, nos postramos ante una pintura, un pedazo de madera o piedra esculpida.

Muchos cargamos fotos de nuestros hijos o familiares en la cartera, ¿amamos al pedazo de papel?, claro que no, es a quien está en la foto, y nos recuerda a esa persona amada.

 
La Biblia prohíbe los ídolos, no las imágenes, y se habla de ellas, por ejemplo:

·         La serpiente de bronce, en Números 21:
8 Y dijo Yahveh a Moisés: «Hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.» 9 Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida.

·         Salomón edifica el Templo, en 1 Reyes 6:
2 La Casa que edificó el rey Salomón a Yahveh tenía sesenta codos de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto. 19 Había preparado un Debir al fondo de la Casa en el interior para colocar en él el arca de la alianza de Yahveh. 23 Hizo en el Debir dos querubines de madera de acebuche de diez codos de altura. 28 Revistió de oro los querubines.

Lo que no es permitido por la Biblia, son los ídolos:

·         El Becerro de Oro, en Éxodo 32:
35 Y Yahveh castigó al pueblo a causa del becerro fabricado por Aarón.

·         Huid de la idolatría, en 1 Corintios 10:
14 Por eso, queridos, huid de la idolatría.

 
Escribí sobre este tema por la siguiente razón:

Es octubre, mes de la Santa Patrona de Quetzaltenango: la Virgen del Rosario, al igual que todos los años habrá una festividad en honor a ella, y el altar de la Iglesia Catedral está muy bien adornado.

Pero aclaremos algo, vamos a la Iglesia por Dios, Dios es el Principal, el Único, Dios no comparte Su gloria con nadie.

Debemos ir a la Iglesia a adorar a Dios, y después – después – después, ir a visitar a la Virgencita o a cualquier santo o santa de nuestra devoción.

Recordemos que ella es la mujer más grandiosa y maravillosa que ha existido en esta tierra, la escogida, la ungida, la Madre terrenal de Dios, bendita entre todas las mujeres; pero ella es humana, la Virgen María no es una diosa.

Y allí está el problema, algunos van a la Iglesia a ver a la Virgencita, a rezarle, a llevarle flores y veladoras, a agradecerle por sus bendiciones, a pedirle, y dejan a un lado a Dios.

Si yo no conociera la tradición quetzalteca y llego en octubre a la Iglesia Catedral, y veo la imagen de la Virgen del Rosario al Altar Mayor, creería que ella es la diosa, pues es quien está en el Altar Mayor tapando la imagen del Cristo Crucificado.

De mi parte, soy devoto a la Virgen de Guadalupe, les invito a seguir con nuestras tradiciones religiosas, pero nunca, nunca, nunca, hagamos a un lado a Dios.

Meditemos:

Nada ni nadie debe estar antes de Dios, no caigamos en la idolatría, como muy bien nos lo recordó S.S. Benedicto XVI en el viaje Apostólico a Francia con ocasión del 150º aniversario de las apariciones de Lourdes, en septiembre de 2008.


Edgar Guzmán

 
Publicado en:
Periódico El Quetzalteco
23/9/2013